En los últimos años, y debido a una crisis mundial que ha generado millones de desempleados en España, estamos cambiando una tendencia en cuando al mercado se refiere: hemos pasado del absentismo al presentismo laboral. ¿Es el miedo a perder nuestro puesto de trabajo un impulso que mejora nuestra productividad? Esto es subjetivo de cada persona. Pero hay un dato objetivo bastante esclarecedor: el absentismo laboral está descendiendo. Por tanto: ¿el miedo nos lleva del absentismo al presentismo? Parece que sí, y no siempre es positivo ya que este miedo genera una ansiedad que puede bloquear el rendimiento del empleado incidiendo directamente en su productividad laboral.
Las personas deberían ir a trabajar porque aprecian y valoran su trabajo, no por miedo a ser despedidos o por represalias de sus superiores. Tener miedo está reñido con la eficiencia y eficacia. Definitivamente este miedo no es un buen aliado aunque haya mejorado los niveles de absentismo.
Las personas deberían ir a trabajar porque aprecian y valoran su trabajo, no por miedo a ser despedidos o por represalias de sus superiores. Tener miedo está reñido con la eficiencia y eficacia. Definitivamente este miedo no es un buen aliado aunque haya mejorado los niveles de absentismo.
¿Mayor presentismo es igual a mayor productividad?
Es fácil caer en el error al pensar que si el presentismo es mayor al absentismo debemos notar obligatoriamente un aumento en la productividad laboral. Pero el miedo a pasar a engrosar la lista de desempleados, a renunciar a un sueldo mensual y a tener cierta calidad de vida no hace otra cosa que interferir en los procesos creativos y de talento del trabajador.
Que una persona ocupe su puesto de trabajo no implica que esté rindiendo para la empresa y en ocasiones puede ser hasta negativo, ya que las ganas de agradar y no perder días de trabajo terminan por bloquear las aptitudes de dicho empleado. Estar está, pero como si no estuviese.
Datos de absentismo y presentismo laboral
Empezaremos por los datos de la Seguridad Social, que recoge las faltas al trabajo por enfermedades comunes. En el año 2010 hubo 24 bajas de este tipo por cada 1.000 empleados, frente a las 29,9 bajas de 2007 (casi 6 menos en tres años).Por otro lado, en la encuesta de coyuntura laboral también descienden las faltas sospechosas: durante el segundo trimestre del año se contabilizaron de media por trabajador 0,2 horas de “absentismo no justificado”, frente a las 0,5 horas de 2007.
La empresa de trabajo temporal Randstad aseguraba que el absentismo sin causa se redujo un 90% en 2009.
Por último, según otro estudio, el 42% de los empleados afirma que ha aumentado su productividad debido a la crisis. Los empleados españoles de entre 45 y 65 años han sido los que más han subido su productividad, el 46,15%. Los jóvenes entre 18 y 24 años, en cambio, son el grupo con menor incremento, el 41,12%.
Conciliación laboral y familiar. Beneficios.
Que un empleado ocupe su puesto de trabajo no quiere decir que rinda más. Una buena forma de combatir el presentismo y transformarlo en productividad es introduciendo nuevos modelos de gestión del capital humano; una adaptación por parte de empresas y organizaciones en busca de la retención de talento y hacer partícipes a las personas de los proyectos empresariales. La conciliación laboral puede ser clave.Ofrecer al empleado una total libertad y flexibilidad horario para que pueda compaginar su vida personal con la laboral puede resultar clave. La conciliación laboral encaja en un modelo de bienestar tanto corporativo como personal para el empleado ya que le ayuda a desarrollarse profesionalmente y de forma libre para tomar decisiones, gestionar mejor su tiempo y corregir hábitos.
Si el empleado no puede desarrollar su labor de forma presencial en la oficina, el teletrabajo es una alternativa para aprovechar mejor el día. Los horarios flexibles o las áreas de esparcimiento pueden ayudar a las organizaciones a que sus trabajadores sean más productivos. Pero claro, la empresa a cambio, exigen una alta productividad.